Los dermatólogos italianos y los pacientes con acné sostienen que los limpiadores tienen un importante papel complementario en el tratamiento del acné, como demuestra un reciente estudio de investigación publicado por un grupo de dermatólogos de la Universidad de Milán. Unos años antes, la división de Dermocosmética de SIDeMaST, la Sociedad Italiana de Dermatología Médica, Quirúrgica, Estética y ETS, había publicado una serie de recomendaciones sobre el uso sistemático de limpiadores en todos los tipos de acné y, en particular, sobre principios activos específicos conocidos por sus propiedades antiacné.
Las directrices más actualizadas sobre la terapia del acné no incluían una evaluación de la utilidad e indicación de estos productos limpiadores, pero su uso es muy común y está validado por la práctica diaria. Los dermatólogos casi siempre prescriben un limpiador para las pieles con tendencia al acné o con acné real. El tratamiento es más completo cuando se prescribe también un producto de limpieza específico.
Pero ¿qué se exige a un limpiador facial como complemento del tratamiento del acné? Reducción de la grasa y/o reequilibrio cuantitativo/cualitativo (que también disminuye la carga bacteriana de P.acnes), limpieza de los poros y facilitar la absorción de las sustancias activas aplicadas posteriormente, así como una acción antiinflamatoria directa. Por lo tanto, un limpiador facial debe servir como base y como producto activo al mismo tiempo. Y este concepto está pensado sobre todo para el rostro. Pero hay que distinguir entre la limpieza facial y la corporal.